dilluns, 18 d’octubre del 2010

Narcisismo y competitividad entre hombres. Por Alfonso Colodrón

No quiero bombardear mi propio género, como si me hubiera “trasvestido” cerebralmente. Este artículo dedicado especialmente a los hombres no significa que las mujeres no compitan entre sí, y muchas veces con los hombres, sean hermanos, compañeros de trabajo o pareja. Pero me centro en los hombres, porque los conozco –me conozco- y los comprendo –me comprendo- mejor. Y esto me autoriza a seguir criticando de forma constructiva, para salir del callejón sin salida en la que nos estamos metiendo, si es que no estamos de lleno en él.

Estas reflexiones son fruto de lo que observo y de mi propia experiencia. ¿Qué pasa hoy día con la sexualidad masculina? ¿Estaría en retroceso en las generaciones de jóvenes occidentales y urbanos?

El mito se mantiene, pero la realidad lo desmiente. El mito de que los hombres siempre estamos listos para la actividad sexual. Cada vez acuden más hombres jóvenes a mi consulta con un común denominador: los valores que les transmitieron durante la infancia y la adolescencia, lo que se muestra en anuncios y películas, no corresponde a lo que sienten. Son muchos los que se sienten tímidos y sin recursos para acercarse al género femenino. Algunos se sorprenden de que sean ellas las que se acerquen, tomen la iniciativa y tengan claro lo que quieren.

Otros muchos, que no tienen esta dificultad, inician una relación de pareja y, al cabo de uno o dos años, “se aburren”, miran a izquierda y derecha, se culpan de sentirse atraídos por otras mujeres, batallan por tener algo de tiempo libre para los amigos, el deporte, sus aficiones y se quejan de sentirse controlados y sin tiempo para ellos. Un tiempo que no quieren forzosamente compartir. Tal vez quieran dedicarse a navegar por la red, ver un partido de fútbol en la televisión, leer el periódico, o sencillamente vaguear en casa sin hacer nada. “Quiéreme libre, déjame ser” parecería que gritan desde el fondo del alma, sin atreverse a formularlo, por miedo a la ruptura, la soledad, la vuelta a empezar o… simplemente por la comodidad de no tener que esforzarse cuando les pica la testosterona.

Y hay personas que ya pasaron de los cuarenta y cuya libido disminuyó, no porque sea ley de vida, sino porque están completamente absorbidos por el trabajo, la economía familiar, la crisis, el miedo al futuro, los hijos… Y lo normal es que sus respectivas parejas vivan frustradas, y con razón. Porque la sexualidad es una energía mucho más amplia que tener un coito, con o sin orgasmo. Y el orgasmo es algo más que soltar la tensión acumulada.

Mantener un alto nivel de energía sexual nos lleva a poner en cuestión la vida actual sedentaria, los trabajos sin sentido, la comida basura, los estímulos artificiales, la pérdida de contacto con la naturaleza, el consumismo como alternativa a la frustración y al vacío existencial. La energía sexual, si no se quiere sublimar, requiere retroalimentación, riego, originalidad. Todo lo contrario de la rutina. Si se está en pareja, se necesita comunicación, conciencia, poner palabra a sentimientos y necesidades, a problemas y soluciones. No se puede sustituir la relación sexual por la verbal, ni viceversa. Hay parejas que arreglan una discusión monumental con un polvo. Y hay quienes no mantienen relaciones hace años y discuten sin parar –otra forma de descargar energía-.

Es cierto que los hombres en todas las épocas históricas han competido y que la Historia podría simplificarse afirmando que se reduce a una sucesión interminable de guerras, conquistas y colonizaciones diversas. Pero esta es la historia que nos han contado. Nunca nos hablaron de la Historia hecha de cotidianeidad y de vidas individuales que intentaban sobrevivir física, emocional, mental y espiritualmente. Una historia en la que el ser humano no avanzaba sólo hacia más técnica y conocimiento, hacia más cultura y civilización, sino hacia más conciencia individual y colectiva.

Lo que podría estar ocurriendo hoy día, entre otros muchísimos fenómenos interconectados, es que parte de la energía sexual no empleada ha sido redirigida por el sistema hacia la producción y el consumo. Y para producir eficazmente, sobre todo beneficios económicos, es muy eficaz imbuir desde niños que para sobrevivir es necesario competir ferozmente. Competir en el trabajo y competir por obtener todos los bienes de consumo que otorgan identidad y estatus: casa, coche, aparatos electrodomésticos, vacaciones… Y en el camino, se acentúa el narcisismo, porque los espejos en los que los hombres se contemplan son ellos mismos clonados. No está de más recordar que el joven Narciso se ahogó, enamorado de su propia imagen reflejada en las aguas de un estanque.

Y de este narcisismo generalizado tampoco se libran muchos de mis colegas terapeutas: aquellos que no se supervisan hace años, porque creyeron haber llegado a la cima de la eficacia terapéutica y de su propia salud psico-emocional. Y con tristeza compruebo el individualismo, la poca comunicación y la escasa co-creatividad en un colectivo que podría dar ejemplo, más allá de la esfera y de los límites en los que sí se produce cierta ayuda, acompañamiento y sanación de los consultantes. No es casual que existan multitud de estudios sobre todo tipo de trastornos de personalidad, pero muy pocos dedicados al narcisismo, que yo consideraría una especie de autismo social, que deriva en falta de solidaridad, colaboración y creatividad colectiva.

He encontrado algunas excepciones en mi camino. Algunas de ellas muy recientemente entre colegas mexicanos que sí viven lo que dicen y practican en su vida lo que hacen en sus sesiones de terapia y en la formación de los futuros terapeutas. Igualmente, algún colega francés, otro estadounidense… y me sobra una mano… Pero me reaviva la esperanza y, como este asunto y todos los conectados, dan para mucho más, recomiendo entre tanto leer el libro de David Deida, El camino del hombre superior (Editorial Gaia), para poder empezar a replantearse algunos hábitos nada satisfactorios y a encontrar algunas respuestas que ya empezábamos a intuir.

Y a punto de terminar este artículo, me llega un correo electrónico de una colega, que participó recientemente en uno de mis talleres. Por ser una vivencia femenina que cualquier hombre podría integrar, cuando sale de la competitividad y del narcisismo, reproduzco su testimonio, que gentilmente me autoriza a reproducir:

Hoy mismo, a las 5:30 de la mañana, estaba viendo amanecer dentro del mar, en una playa preciosa de Túnez. Llegó una mujer musulmana y se metió al agua cerca de mí, mojándose los pies... Poco a poco fue confiando y despojándose del velo, de la ropa… Tardó como una hora en hacerlo... La vi el cuerpo; ella me miraba… Fue todo un ritual que me llevó a agradecer esa oportunidad que estaba viviendo, desde el silencio. Nos estábamos acompañando... en ese amanecer.

No otra cosa es la auténtica terapia. No otra cosa es salir del narcisismo y la competitividad. En el silencio interior, mientras se disipan las brumas y se hace la luz.

CÍRCULO DE HOMBRES

CÍRCULO DE HOMBRES

5º AÑO DE ENCUENTROS EN PIEDRALAVES

PROGRAMA 2010 - 2011

LA TRANSFORMACIÓN MASCULINA

PUESTA EN ACCIÓN

Cualquier cambio interior, si es auténtico, fluye naturalmente produciendo cambios en el entorno –pareja, familia, ambiente laboral, vecinos, ayuntamiento, Comunidad autónoma, país-Estado, mundo, universo-.

Este quinto año nos centraremos en el DENTRO-FUERA. Ese será nuestro Eje.

El Hilo conductor: CUERPO, NATURALEZA, POLÍTICA y TRASCENDENCIA

I. 26-28 de Noviembre: VIENTO DEL OESTE. Otoño. El trueno del despertar. Despertar el CUERPO masculino. Energía masculina. Movimientos conscientes y movimientos inconscientes. Fuerza y sensibilidad. También los hombres somos el cuerpo de la Tierra. Ecología en acción.

II. 11-13 de Febrero: VIENTO DEL NORTE. Invierno. La fuerza de la NATURALEZA dormida. Sus cualidades masculinas y cualidades femeninas. El cuerpo es naturaleza. Acumular y soltar. Fluir con el entorno. La fuerza del silencio. La palabra que surge del Vacío interior (ausencia de miedo y desapego del deseo).

III. 15-17 de Abril: VIENTO DEL ESTE. Primavera. El despertar de la vida y de la luz interior. El hombre Sol no proyecta sombra. Conocimiento y sabiduría. La POLÍTICA iluminada como servicio a la humanidad. Servir a la humanidad es servirse a sí mismo. Conocerse es pasar del YO al NOSOTROS. En el NOSOTROS están ELLAS.

IV. 10-12 de Junio: VIENTO DEL SUR. Verano. Los frutos. La TRASCENDENCIA implica integrar la línea del pasado y el futuro en el punto del AHORA intemporal. Trascender es ir más allá de las creencias y las rutinas del propio carácter para adentrarse en el Misterio. Trascender el ego no es luchar contra él, sino convertirlo en herramienta creativa para cumplir el propio destino. El propósito y la misión del hombre transformado en el siglo XXI.

Esta serie de cuatro encuentros tienen un hilo de continuidad, pero puede asistirse a uno, a varios o a todos, porque quien se incorpora se aprovecha de la conciencia-energía acumulada por el alma de grupo y queda integrado en ella en la medida de su propia apertura y disponibilidad.

Contacto y reservas:

Manuel Millán Tel. 680 440 869 manuelmillan@elartedevivirenplenitud.es

Alfonso Colodrón: 606 738 198 tao@alfonsocolodron.net

Inversión: 210€ si es el primer taller al que asistes.

190€ si ya has asistido a alguno anteriormente y también los siguientes.

(El precio incluye el taller y alojamiento en pensión completa de viernes a media tarde a domingo después de comer)

Imprescindible hacer reserva de plaza, 100€, al menos 10 días antes del encuentro

Los facilitadores:

- Alfonso Colodrón: Miembro titular de la Asociación Española de Terapia Gestalt (AETG) y consultor transpersonal. Profesor acreditado de eneagrama por la Asociación Internacional de Eneagrama (IEA). Licenciado en Derecho (Complutense) y en Ciencias Sociales del Trabajo (Sorbona). Autor de: El latido de las palabras: escuchar y celebrar la vida. Tao Te Ching al alcance de todos. La adopción, un viaje de ida y vuelta. “Quiéreme libre, déjame ser” (aparición en diciembre de 2010). Durante los últimos cinco años se ha especializado en cuestiones de género y relaciones de pareja. Ha traducido entre otras obras: “Más allá del héroe, historias clásicas de hombres en búsqueda del alma”. El viaje del corazón, las relaciones íntimas y el sendero del amor”. “Recobra tu intimidad, cómo superar la adicción a las dependencias afectivas”. ”El código del samuray”. “Camino de guerreros, códigos de reyes”.

- Manuel Millán: Terapeuta Gestalt (miembro de la AETG). Máster en PNL Transpersonal. Psicoterapia Integral y Eneagrama (programa SAT). Miembro Titulado de Espacio Movimiento España y Río Abierto Internacional, (4ª promoción) Instructor de Movimiento y Terapia Psicocorporal y Transpersonal para el Desarrollo Armónico. Formado en Masaje terapéutico y psicosensitivo, y en Constelaciones Sistémicas y Familiares. Facilitador de diversos trabajos de género y Grupos de Hombres.

dijous, 14 d’octubre del 2010

Comentari a una resposta del post anterior.

Hola Sara, com ja t'he dit, estic encantat de que visitis el meu blog amb disposició a polemitzar amb arguments. Sobre tot perquè he visitat el teu blog (només he llegit amb detall la 1ª entrada) i estic molt en desacord amb el que dius. Habitualment, quan el desacord és tan gran, amb aquests temes de gènere, el que sobre tot he trobat són desqualificacions genèriques i fins i tot insults, sobre tot des de l'ideologia políticament correcta dominant -el feminisme de gènere- contra qualsevol veu discrepant -acusant-los de masclistes, maltractadors i coses així. Per això, malgrat la meva discrepància, estic content de que hagis escrit aquí.

Respecte de la última entrada del teu blog, trobo que és forçar els arguments que tot el “dolent” de la política -prepotència, comparar-se amb els altres...- sigui cosa de la testosterona, de valors masculins i de misatges subliminals de “qui la té més llarga”. Tu mateixa reculls exemples de dones que cauen en aquesta “mala” política.

El que dius dels valors associats a la feminitat -compassió, escolta, cura- sí que hi estic d'acord. Tot i que no comparteixo aquesta visió victimista de que “són depreciats”, que feminitzar-se és sinònim de devaluar-se. Qui els deprecia i devalua? Els homes només? Què no voten homes i dones plegats?

Respecte d'això dels valors masculins i femenins, ja fa dies que vull escriure una entrada sobre les interessants aportacions de Carol Gilligan. No tant perquè cregui que els valors femenins s'hagin d'imposar per sobre dels masculins -o viceversa, tot i que ara està de moda el primer (com el teu blog :-))- sinó per recullir ambdues veus. Hi ha una masculinitat patològica i una masculinitat sana, com hi ha una feminitat patològica i una altra sana, que recull aquests valors que menciones al teu blog. El debat que vull mantenir al meu blog és sobre les aportacions sanes d'ambdues, sobre tot de la masculina, i de la crítica a les insanes d'ambdues.

Anant a la teva crítica sobre els centres d'acollida, aquesta és la proposta de Pelle Billing, que jo he traduït. Aquest és un tema que jo personalment no conec bé i per tant no m'atreveixo a pronunciar-me obertament. M'he fixat que al blog de Pelle Billing aquest tema també ha generat molts comentaris entre els lectors. Tanmateix, entenc que aquesta proposta la fa des d'aquests fets constatables: 1) la violència contra els homes en l'àmbit domèstic genera més culpabilitat, estigma, vergonya i silenci que l'exercida contra les dones. La socialització tradicional dels homes els porta a negar i silenciar les seves necessitats emocionals. Al menys, la socialització tradicional de les dones podía fer admisible davant les veïnes i el rector del poble el “ser una pobra màrtir abnegada que li ha tocat un mal marit”. Els homes ni a aquesta excusa es poden agafar. Deixant de banda que la legislació actual no els protegeix front a aquest maltracte. Probablement (dic probablement perquè no hi ha estudis sobre el tema) els homes maltractats són quantitativament inferiors a les dones maltractades. Però el sofriment no es pot mesurar per majories o minories. És completament inadmisible menysprear i fins i tot negar ajuda a qui pateix simplement perquè pertany a una minoria. Aquí també s'hauria de parlar de gais i lesbianes, ja que hi ha estudis que diuen que els índexs de maltractament -sobre tot entre lesbianes- és superior 2) Amb l'alarmisme i l'urgència habilment creats sobre la xacra del maltractament a les dones es fàcil que es crein entitats fiscalitzades de manera insuficient. És la tècnica que Naomí Campbell explica a “La doctrina del Shock” tot i que ella parla d'economia, no del maltractament. L'exigència de que es compleixin els estàndarts mínims és quelcom que sempre ha de fer l'administració. Aquí et fico un exemple ,i un altre del que ha passat en alguna d'aquestes entitats d'acollida, sé que hi ha més casos de corrupció, però les autoritats es senten molt incòmodes fiscalitzant-ho precisament per aquesta aura de necessitat social.


dilluns, 11 d’octubre del 2010

Manifest pels Drets dels Homes

Els homes a tots els països civilitzats tenen el dret a reclamar:

1. Que la paternitat s’estableixi rutinàriament utilitzant el test d’ADN.

2. Que una paternitat establerta atorgui automàticament els mateixos drets i responsabilitats que una maternitat establerta.

3. Que després d'una separació, l'acord per defecte sigui la custòdia legal i física compartida dels nens; només podrà ser canviat si els pares voluntàriament així ho decideixen, o si una cort de justícia determina que una de les parts no és adequada per exercir de pare

4. Que els refugis de dones no rebin cap subvenció governamental llevat que es transformin en refugis humans, on totes les víctimes de violència domèstica poden puguin aconseguir l'ajuda que necessiten (dones, homes, nens).

5. Que tots els refugis humans siguin dirigits professionalment, sota els mateixos estrictes nivells que qualsevol altre servei social.

6. Que el personal de l’exèrcit es nodreixi de gent que s'hi allisti voluntàriament, i que rebin una compensació justa i raonable pels riscs que assumeixen.

7. Que només s’utilitzi el reclutament per raons extremes de seguretat nacional, i que tal mesura sigui neutra de gènere.

8. Que el principi d'"innocent fins que es demostri la culpabilitat" sigui protegit en tot moment, incloent-hi les al·legacions de violació o d’assetjament sexual.

9. Que l’ investigació de gènere estigui tan lliure d'ideologia com qualsevol altre camp acadèmic.

10. Que la disponibilitat[i] masculina sigui reconeguda com un assumpte essencial de gènere.

11. Que als nois se’ls permeti sentir-se orgullosos de la seva virilitat naixent.

12. Que les escoles reconeguin les necessitats dels nois i els seus propis estils d'aprenentatge, per tal de donar-los una possibilitat justa d'actuar bé.

13. Que als grups d'homes se’ls donin les mateixes oportunitats legals i pràctiques d’obtenir finançament que als grups de dones.

14. Que la sexualitat masculina sigui retratada d’una manera positiva i encoratjadora.

15. Que la circumcisió masculina només sigui legal per als adults que voluntàriament escullin aquesta mena de cirurgia.

16. Que les presons s’organitzin de manera tal que evitin la violació i altres formes d'agressió

17. Que la meritocràcia sigui el principi que governi el mercat de treball, i que totes les formes de quota de gènere i d'acció afirmativa desapareguin.

18. Que s’oposi amb tanta vehemència la misandria com la misogínia.

19. Que tota la legislació discriminatòria contra els homes esdevingui neutra de gènere o sigui retirada.

20. Que el sacrifici històric del rol sexual masculí sigui reconegut en la mateixa mesura que el sacrifici històric del rol sexual femení.

________________________

[i] Disponibilitat [expendability] es refereix a que la vida dels homes té menys valor, i sempre ha estat la més prescindible quan ha calgut sacrificar vides en guerres, feines perilloses, “salvar primer dones i nens”... (nota del traductor-Enric Carbó)

dimarts, 5 d’octubre del 2010

Religiones, ideologías, homosexualidades

JUAN GOYTISOLO

EL PAÍS - Opinión - 05-10-2010

Cuando era un muchacho, en el colegio de los frailes en donde fui adoctrinado, memorizábamos la lista de los actos que "claman venganza a Dios". En el segundo puesto de aquel palmarés de la infamia figuraba el "pecado impuro contra naturaleza", simbolizado en el fuego divino que arrasó a las ciudades malditas a orillas del Mar Muerto.

Hoy, este tipo de fábulas hacen reír a quienes sabemos que dicha venganza diezmaría las filas del clero y que, privada de infinidad de sus hijos, la pobre Iglesia no podría levantar cabeza después de semejante escabechina. Pero el mismo discurso apocalíptico se esgrime ahora en el campo del islamismo radical y amenaza extenderse al ámbito de quienes, víctimas de la pobreza e ignorancia en la que se hallan sumidos numerosos pueblos musulmanes, buscan un responsable a los males que les afectan. Recientemente, un imán argelino miembro del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate, exhortaba a sus acólitos a la yihad y al martirio redentor de los atentados suicidas aduciendo para ello que la propagación de la homosexualidad era una de las señales anunciadoras del fin del mundo. Dicho argumento revelador de las obsesiones y prejuicios de los autoproclamados salvadores de la Tierra y de las sociedades que la pueblan, es tan viejo como la aparición del ser humano en ella. Basta ojear las crónicas antiguas o modernas sobre Mesopotamia, Grecia, Roma, India, Persia, Al Andalus, el Imperio Otomano, etcétera, para comprobar que un buen número de ellos apuntan al "vicio contra natura" -¿cómo diablos puede llamarse contra natura a lo que es parte intrínseca de ella?- como la causa directa de su decadencia y caída. El Dios colérico de la Biblia -la peor invención, dicho sea de paso, de la mente humana- sigue castigándonos con epidemias, terremotos, inundaciones y otros desastres que no distinguen por cierto, "justos" de "pecadores", pero no atina a reiterar la furia vengativa que redujo a Sodoma a sal y ceniza, ni a remediar, de pura fatiga, la chapuza que creó en una semana. Tascándose el freno, asiste impotente, siglo tras siglo, a la obstinada perversión de sus criaturas, a esa natura fuera de la natura que desde el Génesis se prolonga hasta el tercer milenio, ya sea abiertamente como en la galaxia gay de Occidente, ya de forma discreta, pero integrada en sus tradiciones en la Zona Sotádica descrita por sir Richard Burton hace siglo y medio. A mi llegada a París, huyendo del rigorismo católico y la opresión política del franquismo, comprobé que la homofobia reinante en España infectaba también a mis compatriotas de fuera. Entre los militantes del PCE, del que fui compañero de viaje durante un buen tiempo, la burla y el desprecio a los "invertidos" eran idénticos a los de la Península. El ingreso de Jaime Gil de Biedma en el Partido fue vetado por el responsable barcelonés del mismo y recuerdo las bromas que se gastaban a costade Luis Landinez, un escritor inscrito en aquel que, tras sufrir en las cárceles del Régimen por su doble condición de rojo y maricón, había buscado refugio en Francia. Un miembro de la Redacción de Realidad, la revista intelectual del PCE, de la que fui dado de baja por "desviacionismo" en 1964 junto a Claudín y Semprún, me afirmó rotundamente que la supuesta homosexualidad de García Lorca era una infame calumnia de la derecha y que él estaba escribiendo un libro para desmentirla de forma irrebatible y definitiva. En Cuba, la experiencia fue más dramática. Pese a que el comportamiento sexual de los mulatos y negros de los barrios populares de La Habana Vieja, Regla y Guanabacoa no difería mucho del de los magrebíes, egipcios, paquistaníes o turcos, la violencia del discurso homófono de los dirigentes y cuadros revolucionarios mostraba a las claras que la intolerancia ideológica, ya fuera la del nazismo o la de los regímenes soviéticos, no tenía nada que envidiar a la de las diferentes Iglesias de antaño ni al islamismo de nuevo cuño. El modelo soviético que se impuso en la Isla intentaba crear una sociedad homogénea en la que los deseos e impulsos de una buena parte de sus miembros no tuviera cabida. En nombre de la decretada pureza del hombre nuevo -al que llamé en otra ocasión, el bárbaro viejo-, decenas de millares de pájaros fueron enviados a cortar caña en las siniestras Unidades Militares de Ayuda a la Producción. El monolitismo ideológico, como el religioso de ayer y de hoy, exige una condigna uniformidad sexual que sujeta el cuerpo y la mente del ser humano a un molde único, del que no cabe el menor desvío. No obstante de eso, como describió magistralmente en sus novelas Reinaldo Arenas, los propios guardianes que vigilaban a los reclusos de las UMAP, satisfacían a escondidas sus deseos con ellos, como acaece en las sociedades en las que la homosexualidad identitaria se desdibuja y quien recurre ocasionalmente a ella por la situación en que se encuentra -alejamiento forzado de la familia o dificultad de acceso al otro sexo- no se considera a sí mismo ni es considerado homosexual en la medida en que su "situacionismo" no se convierte en adicción. El lamentable y tardío mea culpa de Castro por las tropelías de la llamada "década ominosa" no disminuye en nada su responsabilidad en las mismas. Miles de cubanos "degenerados" como Virgilio Piñera fueron víctimas de su cruel acoso y marginación. El dilema que afrontan los homosexuales de una buena parte de Oriente Próximo, norte de África y el Caribe -me ciño a los países en los que mis estancias y viajes me han avezado a sus usos y costumbres-, es elegir entre la visibilidad duramente conquistada en Occidente o una práctica satisfactoria pero silenciada; entre salir del armario o ajustar sus impulsos a las normas implícitas de unas sociedades en las que es posible integrarlos gracias a un "ni visto ni oído" avalado por hábitos y tradiciones que se remontan a siglos. El escritor marroquí Abdellah Taïa rompió el tabú en su relato Une mélancolie arabe y ha sido defendido con valentía por el semanario laico Tel Quel. La presente ola de violencia estatal en países antaño permisivos como Irán o Irak, en donde los culpables de sodomía pobres y sin buenos arrimos son lapidados o ahorcados conforme a la hipócrita moral wahabí de la Península Arábiga, pende como una espada sobre la cabeza de las víctimas potenciales de ese totalitarismo teocrático que busca un chivo expiatorio a los abusos de su poder y a su incapacidad de responder a las aspiraciones de sus súbditos menesterosos, sin brújula ni esperanza. Como señalan Stephen Murray y otros autores en su libro de referencia sobre el tema, Islamic homosexualities, no hay una homosexualidad única sino un abanico de homosexualidades que difieren entre sí y rechazan el modelo comunitario gay, visto como algo ajeno a su querencia, sin considerar que el igualitarismo legal que encarna no es un valor exclusivo de Europa y de Norteamérica sino que tiene validez universal. Desde la repugnante misoginia de los talibanes de Kandahar expuesta recientemente en el documental Españoles en Afganistán a la movida de Chueca el trecho es largo y las discusiones sobre lo gay y lo pre-gay lo serán también.